Construida por una comunidad de terciarios franciscanos, Santa Maria in Strada fue erigida entre 1348 y 1368 según un diseño de Ambrogio da Milano a lo largo de los estratos que unían Monza con la capital lombarda, de ahí su nombre.
Pasada a los agustinos del convento milanés de San Marcos en 1393, fue transformada interiormente en 1756 y la fachada restaurada en 1870. A pesar de las restauraciones, la fachada, con logia fingida y ornamentación de terracota, sigue siendo una de las más bellas del gótico lombardo, inspirada tanto en los ejemplos de Giovanni di Balduccio de Pisa, que trabajó en Milán de 1335 a 1349, como en la cercana fachada de Matteo da Campione para la catedral de Monza.
El PATRIMONIO ARTÍSTICO
El Museo y Tesoro de la Catedral de Monza alberga dos frescos procedentes de la iglesia de Santa Maria in Strada, partes de una escena de la Anunciación originalmente alojada en los laterales del portal. Fechables en la segunda mitad del siglo XIV, reflejan el estilo de Giusto de' Menabuoi y destacan por la delicadísima representación de las figuras, proyectadas sobre un fondo de pastille dorado concebido como un damasco que anuncia ya el esplendor de la pintura gótica internacional.
Una elegante estatua de piedra de la Virgen con el Niño, correspondiente al tipo de la Virgen Regina, fue retirada de la fachada en 1995 para conservarla en el Museo, y sustituida in situ por una copia. Fechable en la primera mitad del siglo XV, es obra de un maestro lombardo anónimo que también realizó algunas esculturas para los capiteles de la catedral de Milán, inspirándose en ejemplos transalpinos. El protagonismo dado al cinturón que ciñe la cintura de la mujer remite muy probablemente a la devoción de los agustinos a la Virgen de la Faja, cuyo culto fue aprobado en 1439. (fuente: Sitio web - Museo de la Catedral)
EL CHIOSTRO
Esta parte de Monza, en relación con la carretera que conduce a Milán, era, en el siglo XIV, el lugar privilegiado para el asentamiento de conventos y hospitales, entre ellos el complejo agustino de Santa Maria in Strada.
De pequeñas dimensiones, el convento es un ejemplo típico de la arquitectura conventual de las órdenes mendicantes: cuatro cuerpos del edificio encierran el claustro interior, centro de la vida religiosa monástica, recientemente restaurado. Cada cuerpo alberga funciones diferentes, dispuestas según una regla: un lado está ocupado íntegramente por la iglesia, que da a la calle por sí sola, mientras que el lado perpendicular a ella alberga los espacios colectivos, sala capitular y refectorio, y los otros los lugares de trabajo y residencia.