El restaurante consta de una sala que recorre la planta baja y otra en el primer piso, muy pequeñas y adecuadas para reuniones íntimas y cenas especiales. Se respira un aire agradable por todas partes, e incluso el mobiliario y el ambiente, de un delicado color verde, dan sensación de frescura. La cocina se inspira voluntariamente en la tradición lombarda, pero no sólo: los entrantes, auténticas delicias, como el "Tomino della Valsassina a la parrilla sobre corona de hinojo marino, piñones y pasas sultanas con vinagre de frambuesa"; "Tagliere di salumi lombardi e 'sciatt' della Valtellina caldi" (bandeja de salami de Lombardía y 'sciatt' caliente de Valtellina) o una ensalada de brotes de soja, judías negras y carne de cangrejo con citronette de eneldo; luego están los "Pizzoccheri", hechos totalmente a mano como manda la tradición. Presencia en el comedor de un sumiller. Amplia bodega, ya que hay más de 120 etiquetas nacionales e internacionales. El vino también está disponible "por copas".
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