El centro histórico de Monza, con sus calles adoquinadas y sus majestuosos edificios históricos, encanta a los visitantes por su elegancia atemporal. Entre sus joyas arquitectónicas destaca el Duomo, mientras que el Arengario, antigua sede del poder civil, evoca el encanto de una época pasada.
El centro histórico de Monza, con sus calles adoquinadas y sus majestuosos edificios históricos, encanta a los visitantes por su elegancia atemporal. Entre sus joyas arquitectónicas destaca el Duomo, mientras que el Arengario, antigua sede del poder civil, evoca el encanto de una época pasada.